(Un recorrido por algunos rincones de España)

Campo del Agua 1985. Cada vez que contemplábamos desde la lejanía esta aldea congelada en el tiempo después de dejar atrás muchos kilómetros, comenzábamos a sentir una indescriptible plenitud por el hecho de haber cumplido, una vez más, con nuestro ansiado y complicado objetivo. A esa altitud (1.271 m) lográbamos llegar a pie, con nuestras pesadas mochilas a la espalda, a un mundo perdido en el que percibíamos nítidamente nuestra integración con la todavía inmaculada naturaleza.

La paz, quietud y armonía era lo que imprimía belleza a las pallozas de Campo del Agua en 1987.

En el momento de la imagen (agosto de 1990) la mies de los campos de cereal cercanos a Suertes (Candín) ya había sido recogida; con laborioso esfuerzo por parte de sus tenaces vecinos el grano se separaba de la paja almacenándolos convenientemente en graneros y pajares. En estos últimos más de una vez nos resguardamos de violentas y ensordecedoras tormentas nocturnas bajo un torrente de inolvidables emociones.

La hora del desayuno en Suertes, en un cálido día del verano de 1990.